• Historia del Teatro Luisa Vehil

    El Luisa Vehil, está emplazado en Balvanera, barrio dueño de un importante acervo cultural, zona en la que vivieron Gonzalez Tuñon, Leopoldo Marechal, Carlos Carella, Eriberto Fernández, Luisa D' amico, entre otros. Este barrio es hoy una de las zonas más olvidadas de Buenos Aires, con una masa crítica social que necesita atención, un vecindario que tiene la necesidad de mejorar su zona, y así lograr el bienestar de los vecinos, mayor seguridad con un vecindario que tiene la necesidad de mejorar su zona, para un mejor bienestar, seguridad y una buena convivencia. Un espacio que quienes conformamos este teatro, centro cultural Asociación civil, hemos venido ocupando, y por lo que desde hace ocho años trabajamos incansablemente por recuperar el buen vivir. Tenemos en nuestras manos la gran oportunidad de formar y seguir desarrollando este polo cultural, creciente, junto a otros teatros, espacios culturales y centros de aprendizaje de la zona, como el teatro “La otra orilla”, “la universidad de psicología” y su centro cultural, el auditorio de Foetra, la escuela Mariano Acosta, la plaza Gonzalez Tuñon… Y todos los comercios gastronómicos que nos circundan y otros que necesitan imperiosamente de este cambio.

  • Nuestro compromiso ciudadano

    “Donde hubo un teatro debe levantarse otro”. Dice la ley. Rescatar al Luisa Vehil, de la posible desaparición es un compromiso de todos, porque no solo, es sostener el Legado de Luisa Vehil, y Luisa D´amico, dos artistas inigualables, sino sostener la historia, lo que nos constituye, la esencia de un ser nacional que valora sus tradiciones y se asienta en su cultura declarando; un mejor porvenir, y no queremos quedarnos en las palabras, sino en la acción, porque toda visión sin acción queda solo en amarga ilusión, seamos parte de la construcción, del engrandecimiento de nuestra cultura, de nuestra patria. Seamos protagonistas de este gran acontecimiento cultural. Y no cómplices de la desaparición, la indiferencia, la apatía, el que me importa.

  • Teatro Luisa Vehil, Centro Cultural

    Asociación civil es mucho más que un teatro, es un lugar donde converge el arte, el aprendizaje, la creación, la inclusión y los derechos de la grandeza humana, por eso los invitamos a ser parte, y juntos regalar y regalarnos este espacio de profundización cultural y nacional a nuestra comunidad, a nuestra sociedad. Este monumento al esfuerzo, la pasión, el arte y el convencimiento que la cultura es la base de un mejor porvenir. Lo necesitamos.

  • Su Fundadora: Luisa D´Amico

    LUISA D'AMICO: nació un 11 de febrero 1928 en Buenos Aires en Villa Luro, para luego transcurrir su infancia y adolescencia en Floresta. Actriz de Teatro, cine y Televisión, Docente teatral, Dramaturga, poeta, directora teatral, y Gestora Cultural. En 1953, debutó en FLOR DE DURAZNO, con la Dirección de Amelia Rea y lo hizo bajo el seudónimo de Cecilia Dalmaz. En 1958 actuó en “CUANDO VUELVA JOSÉ” de José de Tomas y en “4 ESCALONES ABAJO” en el teatro Odeón. En 1959 en “UN TRANVÍA LLAMADO DESEO” de Tennessee Williams, encarnando el Rol protagónico, de Blanche Dubois. Aquí nos vamos a detener, para ir a una crítica sobre dicho espectáculo, que titulaba: Meritoria labor del Elenco en “UN TRANVIA LLAMADO DESEO”, en la pequeña sala de Maipú 326, en el Teatro Libre Agón. Pues están aún en el recuerdo del público Argentino las interpretaciones de Diana Torrieri y Vittorio Gassman, Mecha Ortiz y Carlos Cores y la versión cinematográfica de Vivien Leigh y Marlon Brando. A ello deben sumarse los escollos verdaderamente peligrosos de su montaje y el esfuerzo agotador que significó para la actriz dicho protagónico.

    “Debemos destacar entusiastamente el nacimiento de una gran actriz de nuestro teatro: Luisa D ´amico su interpretación de Blanche Dubois quedará señalada como una de las más autenticas muestras de compenetración de una actriz con su personaje que se hayan brindado en nuestra escena en estos últimos años. Su criatura vive, sufre, llora, padece la angustia y la desesperación que la conduce a la locura, identificándose de tal manera con la magistral creación de Tennessee Williams, que no nos cabe más que elogiar sin reservas a quien es capaz de transmitir con tan exquisita fidelidad la gama de emociones, sentimientos y pasiones de la torturada Blanche Dubois. Le auguramos a Luisa D'amico un brillante porvenir en la escena argentina”.

    Luego siguieron un sin número de obras y estrenos. Podríamos seguir mencionando variados y numerosos trabajos realizados, pero quisiera detenerme aquí, y abrir un capitulo que tiene que ver con la decisión de levantar un teatro, su propio teatro:

    Comenzaba la década del ochenta y nos estábamos acercando al final de una dolorosa etapa de nuestro país, para iniciar una nueva, fue por entonces que Luisa D ´amico, tomo la decisión y salió en búsqueda de un lugar donde levantar su propio teatro.

    Recorrió, buscó, y entre los posibles, se encontró con un espacio que era una carbonera, emplazada en Hipólito Yrigoyen 3131/33, en el barrio de Balvanera. Esta pertenecía a unos hermanos, sus familia había vivido allí desde el inicio del armado del barrio, para ellos era el momento de tomar la decisión; “vender el predio”. Luisa, inmediatamente, decidió que ese espacio era el ideal para levantar las paredes de dicho teatro; vendió todo lo que tenía, todo lo que había adquirido durante su carrera, sus ahorros, sus joyas y, junto a su madre, se mudaron a la vieja y derruida casa de la carbonera. Esa casa precaria, se convirtió en su nuevo hogar durante 12 años, hasta que pudo levantar su casa en el segundo piso del mismo teatro.

    En el transcurso de los ocho años de construcción de la primera etapa, no todo resultó fácil. Lo que vendió, más sus ahorros, no le alcanzaron para poder terminar la primera parte de la obra; recuerdan varios testigos de esos momentos. Luisa estaba con sus tacos entre escombros, arena, cemento, mezcla esparcida, ladrillos, hierros. Me acuerdo que; tomaba ella misma la plomada para medir, controlaba el hierro que ponían en las vigas, chequeaba y vigilaba cada acción de la construcción. Yo le alquilaba salitas de ensayos para mis clases, y caminábamos entre material de construcción.

    LUISA D ´AMICO, hermosa mujer, de carácter, de convicciones fuertes, de objetivos claros. Luisa; cuando uno quiere algo, tiene que ir por ello, hay que ponerse las anteojeras como los caballos e ir hacia delante, hay que ganar la carrera, desvíos, excusas, obstáculos van aparecer todo el tiempo, no te tienen que detener. Me aconsejó una tarde de otoño, mientras tomábamos un té en su casa.

    Recuerdo ir a Proteatro y encontrarme al gran Onofre Lovero, y él me preguntaba, ¿Luisita como está?, ¡gran mujer!, no la derriba nadie a Luisita.... Mándele saludos y recuérdele que estamos para lo que necesite... Luisa no era fácil...pero todo el mundo la admiraba, su constancia, su perseverancia, su tesón la definían claramente.

    Fue muy sacrificada toda aquella instancia, el objetivo era llegar a terminar la primera etapa, vigas, paredes, loza, escalera al primer piso. No alcanzaba el dinero, recorrió organizaciones, empresas, fundaciones, Secretarías de Cultura. Pidió ayuda incansablemente, notas, llamados, visitas, pedidos de audiencia. A veces se hace muy cuesta arriba, cuando lo que un artista quisiera es estar creando, profundizando en su trabajo, estar en la creación para después brindarlo al público, y así generar una caricia al alma del espectador, sacar una sonrisa, provocar una lágrima de emoción, entretener el espíritu, tocar el alma, porque en definitiva ese es nuestro trabajo, y también ayudar al darse cuenta a través de contribuir desde nuestro trabajo a nuestra sociedad: un pueblo que piensa, que reflexiona, que se emociona, es un pueblo libre.

    Es entonces que, por entonces LUISA VEHIL, amiga de LUISITA, ayudó desde su lugar de presidenta del Fondo Nacional de las Artes. Pero aún faltaba, entonces Vehil, viendo el inmenso esfuerzo y en las condiciones que estaba viviendo Luisa, donó a su amiga un valioso cuadro de su propiedad para que terminara aquella obra y así pudiese inaugurar su sala. Corría el año 1988, y en Hipólito Yrigoyen al 3131/33 Luisa inauguró su TEATRO y, dentro de él, su sala en el primer piso, llamándola Sala Victoria, en homenaje a su abuela. Y a su teatro lo llamo TEATRO LUISA VEHIL en homenaje en vida a su admirada y gran amiga que estuvo presente el día de su inauguración, a la que asistió en sillas de ruedas.

    En dicha inauguración se estrenó FEDRA, de Racine, con el protagónico de la misma Luisa D ´amico. Mujeres con una misma pasión, con una misma decisión: llevar el arte, el teatro, como estandarte de vida. Dejándolo todo por ello, apostando todo. Luego de transcurridos varios años, Luisa pudo inaugurar su sala principal, en la Planta Baja. Donde se estrenaron importantes obras de autores nacionales e internacionales, y por donde pasaron muchos elencos y directores con importantes propuestas.

    Durante 2001, en plena crisis de nuestro país, llegué al LUISA VEHIL, en búsqueda de una sala para ensayar y ahí conocí a LUISA D′ ´AMICO, quien me alquiló su sala para preparar con mis alumnos la muestra del 2001. Me encontré con una enérgica mujer de carácter recto y poco simpática, que controlaba todo, y te cobraba el ventilador un peso y el agua para el mate otro peso, una luchadora. Al terminar la temporada, habíamos entrado en una hermosa confianza, que se tradujo con el tiempo en una linda amistad.

    Estaba llegando el final de los ensayos y muy pronto dejaría de venir a la sala, entonces me llamó a su casa, me sirvió un té y me dijo: me gustaría que trasladaras tu escuela al LUISA VEHIL, yo ya no doy clases, aquí hace falta alguien que enseñe, y me gusta mucho como enseñas y la persona que sos. Yo te cobraría más barato, estoy dispuesta a hacerte precio, pero además yo lo necesito. Era evidente que ya no podía con todo, estaba cansada, pero además los ingresos no le alcanzaban para sostener dicha infraestructura...Le pedí que me lo dejara pensar, para mis alumnos les era a trasmano, y no les gustaba el barrio. De Córdoba y Montevideo, Teatro Santa María, a Hipólito Yrigoyen entre Urquiza y 24 de noviembre. A pesar de todo, me arriesgué y me mudé, y me quedé con el 30 % del alumnado, que finalmente fueron cediendo y aceptaron la nueva sede de NUEVA ESCENA, ESCUELA; en el LUISA VEHIL.

    El esfuerzo de Luisa, su convicción y su disciplina me impactaban. “Sola”; contra viento y marea, alegrías y tristezas, traiciones, y descalificaciones envidiosas, ayudas e indiferencias. Ella tenía claro que su teatro le sobreviviría y sería su legado para los actores que venimos atrás, su mejor presente para una comunidad, para un vecindario complicado, en pos de mejorarlo, valorizarlo, y generar un gran movimiento cultural. Cada tarde, antes de comenzar mi trabajo, teníamos la cita obligada de tomar el té y charlar, nuestra amistad fue creciendo. Fuimos descubriendo a pesar de la diferencia de edad, tantas cosas en común, pensamientos, historias de vida, técnicas de trabajo, obras, autores, anhelos, visiones, deseos, proyectos, y me fue aleccionando sin darme cuenta, cómo ella quería que funcionara el teatro y lo que le gustaría que sucediera. En una de las tantas reuniones entre los dos, coincidimos que el teatro no se veía, la gente no se daba cuenta que allí había un hermoso teatro a pesar del cartel de la fachada.

    Dar todo y no pedirle nada, si te da bienvenido sea decía Galina Tolmacheva, discípula de Konstantin Stanilavsky, radicada en Mendoza, donde formó la Escuela Superior de Arte Dramático de la Universidad Nacional de cuyo, donde me formé. El LUISA VEHIL, Centro Cultural, Asociación Civil desde agosto del 2009, es sin duda un monumento al esfuerzo, a la perseverancia, a la pasión por nuestra profesión. Consideramos que este teatro es de todos, y para todos, y que a sus jóvenes 25 años, tiene mucho recorrido y mucho por recorrer, y que seguirá sobreviviendo a generaciones de artistas y público, que lo disfrutan en cada una de sus actividades, estudiando, formándose, creando, ofreciendo a sus espectadores disfrutar desde la risa, la emoción, la reflexión. Pero hay que destacar la función social y cultural que venimos desarrollando, con la creación de nuevos espacios en servicio a la comunidad, la inclusión y rescate de jóvenes adictos y de permanencia callejera, mostrándoles que hay posibilidades a través del acceso a la capacitación como realizadores, ofreciéndoles capacitación y formas de salida laboral a través de la escuela de arte y oficios.

    La coordinación y creación de diferentes talleres para adultos mayores con la creación de un espacio de acercamiento al arte, seminarios, charlas, conferencias. Porque consideramos que los adultos mayores tienen mucho por dar y mucho por aprender. Debates con diferentes especialistas en distintas disciplinas, porque el conocimiento disipa las dudas y nos da certezas en las decisiones para resolver cuestiones en común a nuestra sociedad. Encuentros con los vecinos para mejorar el barrio desde la seguridad, la limpieza, y las necesidades de la comunidad con la creación de diferentes programas para el desarrollo cultural del espacio y la convivencia.

    El Teatro Luisa Vehil, es de todos y para todos, trascendiendo su espacio de escenario y platea, para desarrollarse como Centro Cultural y Social, aportando ideas, proyectos y acciones en pos de un movimiento cultural de grandeza, respeto y solidaridad. No sólo somos una comunidad de artistas, sino también, personas que trabajamos por el bien común. Hoy el Luisa Vehil es más que un teatro, es un movimiento cultural que reúne a más de cien artistas, a más de mil vecinos y a más de cinco mil espectadores por año. Y está en nuestro objetivo seguir creciendo, porque consideramos que todo es cultura, para todos y de todos.

    RUBÉN HERNáNDEZ MIRANDA

    Presidente del Teatro Luisa Vehil Asociación Civil